Hebreos 4:9-11 “Por tanto, queda un reposo para el pueblo de Dios. Porque el que ha entrado en su reposo, también ha reposado de sus obras, como Dios de las suyas. Procuremos, pues, entrar en aquel reposo, para que ninguno caiga en semejante ejemplo de desobediencia”.
El cristiano, al principio de su conversión, insiste en probar su bondad y fortaleza pretendiendo ser el autor de las obras de Dios. Cuando después de numerosos fracasos, cesa de en su empeño de las obras, y entra en el reposo de Dios, descubriendo EL PODER DE DIOS que opera en él. Sólo descansaremos de nuestras obras, si silenciamos nuestro viejo yo y nos consideramos muertos al pecado pero vivos para Dios en Cristo Jesús Señor nuestro.
La muerte de Cristo, como un hecho consumado, significa que hemos sido muertos juntamente con El, y cesamos de nuestras almas a través de la muerte de nuestro yo.
Gálatas 2:20” Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí.
Por tanto, Dios es la única fuente de poder; y las obras de la naturaleza son suyas. Dios espera que cooperemos con la gracia y la permitamos. Este es el verdadero reposo en Dios, como Pablo dijo de sí mismo: Colosenses 1:29 “para lo cual también trabajo, luchando según la potencia de él, la cual actúa poderosamente en mí”.
A través de la mansedumbre y la humildad, Jesús halló su reposo en Dios. Dejo que Dios lo fuera todo, confió en El para todo, y nos comunica el secreto para que nosotros también hallemos el camino hacia el reposo, a través de nuestra humildad. Mateo 11:29 “Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas”.
Hebreos 4:16” Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro.
El cristiano, al principio de su conversión, insiste en probar su bondad y fortaleza pretendiendo ser el autor de las obras de Dios. Cuando después de numerosos fracasos, cesa de en su empeño de las obras, y entra en el reposo de Dios, descubriendo EL PODER DE DIOS que opera en él. Sólo descansaremos de nuestras obras, si silenciamos nuestro viejo yo y nos consideramos muertos al pecado pero vivos para Dios en Cristo Jesús Señor nuestro.
La muerte de Cristo, como un hecho consumado, significa que hemos sido muertos juntamente con El, y cesamos de nuestras almas a través de la muerte de nuestro yo.
Gálatas 2:20” Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí.
Por tanto, Dios es la única fuente de poder; y las obras de la naturaleza son suyas. Dios espera que cooperemos con la gracia y la permitamos. Este es el verdadero reposo en Dios, como Pablo dijo de sí mismo: Colosenses 1:29 “para lo cual también trabajo, luchando según la potencia de él, la cual actúa poderosamente en mí”.
A través de la mansedumbre y la humildad, Jesús halló su reposo en Dios. Dejo que Dios lo fuera todo, confió en El para todo, y nos comunica el secreto para que nosotros también hallemos el camino hacia el reposo, a través de nuestra humildad. Mateo 11:29 “Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas”.
Hebreos 4:16” Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro.